No todos los bienes que utilizamos tienen las mismas propiedades ni el mismo origen. Tomemos el ejemplo del aire. Es un bien en tanto sus propiedades físicas nos permiten utilizarlo en provecho nuestro. Sin embargo, es un producto natural; su existencia no se encuentra sujeta a la actividad humana, cosa que ocurre también con otros bienes como el agua y la tierra.
Una mercancía, por consiguiente, está compuesta por dos valores que son indisociables: valor de uso y valor de cambio.
Con el fin de evitar confusiones, aclaremos que los economistas perteneciente a las corrientes subjetivistas sostienen que los bienes económicos tienen un valor - valor de cambio -que se deriva de la escasez. Sostienen ellos que el oro y el diamante, por ejemplo, son inmensamente valiosos porque igualmente son muy escasos; mientras que el agua y el aire no tienen valor económico debido a su abundancia.
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